El entusiasmo de los Párrocos y Alcaldes de Valdemoro y la Comarca, y la colaboración de algunos industriales creó un primer grupo, que posteriormente buscó apoyos y asesoramientos en Cáritas Diocesana de Madrid y en la Escuela Loyola de Aranjuez, que ya poseía experiencia en Formación Profesional, para tratar de abrir un Centro que pudiese impartir enseñanza profesional.7
Unos locales, de una antigua Fundación ubicados en Valdemoro, y cedidos para aulas y talleres, fueron el comienzo para llevar a la realidad la idea y el deseo de formación para los jóvenes de la localidad y su entorno. En octubre de 1963, cuarenta alumnos comenzaban a forjar su porvenir, y el de la Escuela, en las dos aulas y en los talleres de ajuste y torno, que en aquel momento poseía esta pequeña célula docente, además de la dirección, secretaría y patio de recreo.
Pronto se vio la necesidad de ampliar las enseñanzas a la especialidad de Electricidad, cuyo taller se instaló en la nave cedida por el propietario de un edificio vecino.
¡Cuánto trabajo hemos dado, y cuánto han colaborado los que estaban próximos!
La Escuela comenzaba a caminar con muchas dificultades pero con gran entusiasmo, y su labor llegó a interesar a Cáritas Diocesana de Madrid, que movió voluntades para que se interesasen en esta incipiente obra: el Cardenal, D. Casimiro Morcillo, que había sido coadjutor en Valdemoro, dio su nombre a la Escuela; a través de la Princesa, Dña. Sofía, que visitó la Escuela, se consiguió un donativo importante para la ampliación de los locales; los organismos docentes ministeriales dieron el reconocimiento oficial a las enseñanzas, primero a través de una Escuela del Ministerio, y después de forma autónoma; las Hijas de la Caridad prestando sus locales y atendiendo el servicio de comedor para los alumnos de la Comarca, que se transportaban en coches concertados, desde los pueblos de Pinto, Ciempozuelos, Titulcia, San Martín de la Vega...